Esa hermosa mañana subí a dejar a mi lechuza Tayza en la lechucería. Cuando llegué me quedé sorprendido por la cantidad de diferentes buhos y lechuzas que allí habia, unas mas grandes otras mas pequeñas, de colores brillantes hasta negros azabache impresionante. Traté de dejar a Tayza en una de las primeras barras, al lado de un impresionante buho negro, pero Tayza no estaba muy por la labor asique tuve que convencerla a base de chucherías lechuciles, y aun cuando salí de allí seguía ululando para que volviera, pero por suerte no se movió.
Cuando bajaba pasé frente a una ventana y me quedé fascinado, desde allí se veía toda la extensión de los terrenos del colegio. Me quedé largo rato allí, disfrutando de aquella hermosa vista.